La gentrificación de las ciudades ha desplazado a muchos vecinos de los barrios céntricos por la presión del turismo y los altos precios de los alquileres, que han llegado a máximos históricos en Madrid y Barcelona.
La socióloga británica Ruth Glass fue quien empleó por vez primera esta palabra, en 1964, para referirse a los cambios ocurridos en determinados barrios londinenses caracterizados por un serio deterioro ante la llegada de nuevos vecinos con un poder adquisitivo mucho más elevado, lo que originó el desplazamiento y disgregación de cuantos los habitaban.
